21 de julio de 2020
La recuperación de una organización pasa por la recuperación de las personas que la conforman.
Llevábamos mucho tiempo hablando sobre la transformación en las organizaciones. Años hablando de época de cambios, de entornos VUCA, de transformación digital y organizacional. Y sin embargo, ha sido un bicho microscópico el que nos ha traído un cambio más profundo en menos tiempo.
Este virus ha hecho que las organizaciones nos hayamos tenido que adaptar en tiempo record a situaciones y realidades totalmente diferentes.
Este no es un momento fácil para ninguna organización. Todas absolutamente todas, no importa el sector – no importa el sector, no importa el tamaño- están sufriendo y van a sufrir de una manera o de otra. Y hay un factor que hoy día es el más relevante a la hora de que salgan adelante: las personas que la conforman.
Nunca como ahora ha sido más necesario colocar a las personas en el centro. Nunca como ahora ha sido preciso entender que, independientemente de la organización, independientemente de la situación en la que esté, su recuperación va a pasar por la recuperación de las personas que la integran.
Las organizaciones no son las mismas. Ni las prioridades tampoco. Hay cosas que han cambiado de nuestra forma de trabajar para siempre.
Han cambiado más cosas de las que pensamos. La forma de trabajar de las empresas está cambiando desde lo más cotidiano que estamos viviendo, como el teletrabajo, hasta la realidad de gestionar equipos cada vez más diversos y separados por una distancia física cada vez mayor, o la implementación de tecnologías y de metodologías como las metodologías Agile o Lean, en las que estamos implicando de manera individual a muchas personas de una forma transversal en la empresa.
Todos estos cambios nos demuestran que las barreras no estaban tanto en la metodología o en la tecnología, sino en las personas. En las personas que tenían que sentían inseguridad ante el cambio, incertidumbre frente al desconocimiento y necesidad de formación para no sentirse amenazadas. Y esos son los elementos más importantes de la implementación de un nuevo modelo de gestión de las personas.
Todos estos cambios hacen más compleja la forma de gestionar equipos, pero también la hacen más apasionante. La gestión de esos equipos, y su motivación y compromiso con el proyecto y la organización han variado, y es importante gestionarlo con las nuevas herramientas y no cometer los errores del pasado
Llevamos años investigando sobre las necesidades del consumidor, sobre el comportamiento del comprador, de nuestro cliente externo. Pero hemos trabajado muy poco el conocimiento de la gente más importante que tenemos: los que crean los productos, los servicios que ofrecemos a sus consumidores, los que consiguen a esos compradores. En un ratio de uno a mil es como nos hemos ocupado de ellos en comparación con la dedicación a los consumidores. Hoy más que nunca es fundamental para cualquier empresa que quiera salir adelante y superar esta situación poner el foco en el cliente interno.
La situación que vivimos actualmente nos está poniendo frente a un nuevo reto: el reto de escuchar, más que nunca, a las personas que están con nosotros. A esas personas que están atravesando una de las situaciones más complejas a las que nos hemos tenido que enfrentar. Preocuparnos por nuestra gente, por esas personas que cada día crean nuestro proyecto es, hoy día, la mejor manera de salir adelante. Y la mejor manera de conseguir que esas personas se sientan orgullosas del lugar donde trabajan, que se sientan comprometidas, que quieran sumar, luchar, que se ilusionen por sacar adelante nuestro proyecto independientemente de la situación en la que estemos, es mediante el liderazgo.
Liderazgo. Esa palabra tan manida pero que engloba tantas cosas. Porque el liderazgo bien entendido es el que habla desde la honestidad, la transparencia, la empatía y la auténtica preocupación.
Ese liderazgo que revela nuestra esencia, nuestras emociones, nuestros intereses, nuestras preocupaciones.
Porque el liderazgo de verdad, el bueno, y el que más falta va a hacer en estos momentos es el que sabe escuchar más que hablar, entender y comprender más que imponer. El que se ocupa y da ejemplo, pero sobre todo se preocupa.
El que trabaja con la persona en el plano individual y el que trabaja en el plano organizacional a través del propósito y la cultura, dos áreas fundamentales en la organización
Aquel que es capaz de enganchar, de acrecentar el sentimiento de orgullo, de hacer que las personas se sientan parte, el que emociona y con el que uno se siente identificado. Ese es el liderazgo relevante y el que de verdad deja huella.
Es ese el que va a conseguir que muchas de las personas que hoy tienen que construir el futuro de las organizaciones sean capaces de verse representadas, de verse escuchadas, y de verse entendidas. Solo desde ese liderazgo seremos capaces de impactar en una organización como nunca lo hemos hecho.
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