Afirmar que los niveles de incertidumbre y de cambio con los que conviven las empresas son cada vez mayores parece una frase de manual, un tópico, pero sin embargo, si analizamos los datos enseguida nos damos cuenta de que detrás hay una verdad innegable que azota al mundo corporativo de una manera transversal.

Vivimos en un mundo de cambio constante donde las empresas necesitan adaptar sus estructuras y renovar los modelos de negocio a un ritmo elevado. Aquellas empresas, independientemente de su tamaño, sector o mercado, que no son capaces de evolucionar, de interpretar correctamente el entorno y de convivir con la creciente inestabilidad sufren y sufrirán enormemente.

Observando los datos nos damos cuenta de la magnitud del problema. De acuerdo con el estudio del Profesor Richard Foster de la Universidad de Yale, en los últimos 15 años, el 52% de las empresas del índice Standard Poor`s 500 han desaparecido y su vida media ha pasado de 61 años (en 1955) a 17 años (en 2015). Si proyectamos este ritmo, como hizo el Profesor Mark J. Perry de la Universidad de Michigan-Flint Campus, vemos como el 50% de las empresas del Fortune 500 desaparecerán en los próximos 10 años. Esta tendencia no afecta únicamente a la vida de las empresas, sino también a sus modelos de negocio, cuya vida media según un informe publicado por Boston Consulting Group se ve reducida en los últimos 50 años desde 15 a 5 años.

Nos enfrentamos por tanto, utilizando las mismas palabras que Innosight (Informe:“Corporate Longevity“), a una “enorme turbulencia empresarial”. El Covid-19, que tan dramáticamente están impactado en nuestra sociedad a todos los niveles, no ha hecho más que incrementar la volatilidad del entorno y añadir si cabe mayor dificultad a la gestión empresarial.

Afirma Rita Mac Grath, Profesora de Columbia Business School, que para sobrevivir y adaptarse al cambio de los mercados, las empresas deben apostar por generar ventajas competitivas recurrentes y constantemente renovadas. Pero, ¿cómo lograr esto y hacerlo a la velocidad adecuada?

Los emprendedores, por su propia naturaleza, han nacido y han convivido en entornos de alta incertidumbre y han demostrado manejarse excepcionalmente bien en este contexto gracias a su visión, motivación y a poner en práctica modelos de gestión diferentes a los tradicionales. Actualmente el mundo empresarial está mirando con sumo interés al emprendedor, con el objetivo de integrar en sus estructuras corporativas la cultura emprendedora que se ha demostrado exitosa en estos entornos.

El emprendimiento corporativo o intraemprendimiento puede ser una herramienta eficaz para impulsar la adaptabilidad de las empresas y la generación de ventajas competitivas.  Por este motivo, desde el Centro de Emprendimiento e Innovación del Instituto de Empresa llevamos muchos años trabajando codo con codo con un amplio abanico de empresas para impulsar diferentes modelos de innovación cuyo denominador común es el espíritu y la cultura emprendedora.

Actualmente observamos cómo está creciendo la actividad emprendedora a nivel corporativo, pero en paralelo, está disminuyendo la consolidación de la misma. Según el Informe Global Entrepreneurship Monitor,GEM, sólo 8,7 nuevos proyectos empresariales de cada 100 superan los 3,5 años de actividad.

Esta falta de consolidación emprendedora, junto a la moda que la propia palabra emprendimiento arrastra es un problema en sí mismo. Existe por tanto el riesgo de asociar emprendimiento a mensajes manidos, a vía de escape y a respuesta vacía a casi todos los problemas de la sociedad. Por esta razón y porque el emprendimiento corporativo no está exento de riesgos, es necesario hacer un análisis cuidadoso de los pros y contras que conlleva poner en marcha un modelo de emprendimientos corporativo en las distintas organizaciones empresariales.

Para identificar algunos de los riesgos asociados nos podemos apoyar en las lecciones aprendidas del emprendimiento no corporativo del cual, aunque tenga grandes diferencias, también comparte elementos importantes con el intraemprendimiento. De acuerdo con el informe publicado por CB Insights (The Top 20 reasons why startups fail) el 42% de los fundadores afirma que sus proyectos fracasan porque no han sido capaces de detectar correctamente una necesidad del mercado. No estamos por tanto hablando de falta de financiación, de escasa capacidad de producción, o de no acceso a tecnología…sino de una incorrecta identificación de usuarios y necesidades.

A lo largo de estos años en el IE hemos detectado cómo esta falta de sensibilidad con el mercado es si cabe mayor en los procesos de emprendimiento corporativo. En numerosas ocasiones las empresas priorizan el desarrollo de sus productos frente a detectar nuevas necesidades del mercado, cómo apalancan su crecimiento en base a sus capacidades pasadas y presentes frente a la incorporación de nuevas capacidades, cómo protegen la amortización de sus activos y de su fondo de comercio frente a repensar y testear nuevos modelos de negocio…en definitiva cómo malgastan recursos protegiendo su pasado y no encarando los cambios de un mundo en constante evolución.

Romper esta dinámica, especialmente cuando se está liderando un sector, es extremadamente complicado y requiere de un cambio de mentalidad profundo. Las empresas no deben oponerse al cambio ni tratar de controlar el entorno, sino hacer de sus estructuras elementos más ligeros que permitan adaptarse.

Como afirma Rita Mac Grath en Harvard Business Review, “Las empresas excepcionales (growth outliers) favorecen la adaptación sobre la eficiencia pura aún cuando pueda llevarla a resultados ocasionalmente poco perfectos”.  En definitiva, expresa la necesidad que comparto de vestir una piel más fina, un oído mejor orientado, una mirada más aguda e incluso una mente menos vanidosa.

Desde mi punto de vista es de vital importancia que los directivos que estén dispuestos a lanzar procesos de intraemprendimiento en sus organizaciones lo hagan, no sólo poniendo en marcha herramientas de gestión y metodologías nuevas, sino integrando una mentalidad, cultura y visión que priorice la deseabilidad del usuario. Por todo ello lanzamos en Septiembre desde el IE y en colaboración con CEOE Campus el Programa de Emprendimiento Corporativo.