19 de octubre de 2020
Un empleado feliz trabaja mejor y es más productivo que un empleado descontento. Esto es así antes, durante y después del COVID 19.
Querid@s lectores. Me gustaría que cerrarais los ojos y pensarais que empresa creéis que funciona mejor. Una en la que los colaboradores van a trabajar para ganar el sustento u otra en la que los colaboradores van a trabajar contentos y felices a cumplir con su propósito de vida. Si has respondido con sinceridad, ya puedes abrir los ojos y continuar leyendo. Estoy seguro que habrás contestado que funciona mucho mejor la segunda organización, en la que sus equipos están felices trabajando.
Para ver cómo están las cosas en el mercado en cuanto a felicidad laboral, permíteme que te comparta algunos datos que son abrumadores:
«El 81% de las personas no son plenamente felices en su trabajo.»
«Solo un 19% son felices y están enganchados y comprometidos con su quehacer diario.»
«El 66% de los empleados dice que se bajaría el sueldo si despidieran a su jefe.»
Algo muy grave pasa, cuando la mayoría de los estudios nos arrojan resultados parecidos a los que acabas de leer. Si te interesa profundizar sobre felicidad y productividad laboral, tan fácil y simple como ir a Google y poner felicidad y productividad laboral para que te salgan todo tipo de estudios de prestigiosas universidades y consultoras que refrendan estos datos.
Y estas estadísticas, no son algo puntual del año 2020, pasa desde hace muchos años. En la última década no ha cambiado nada y año tras año salen estos resultados tan negativos para toda la humanidad. La inmensa mayoría de las personas están trabajando sin disfrutar de su trabajo. Y no se si suena un poco utópico, pero mi propósito de vida, lo que hace que tenga sentido el trabajo que hago, es que estos datos cambien y cada vez haya más personas felices en sus trabajos y por ende en sus vidas.
La infelicidad laboral afecta a todo tipo de empresas sin importar su tamaño o sector de actividad. No hay ningún sector que se salve, incluyendo a los funcionarios públicos. Para entender esto, en mi humilde opinión, es importante conocer y describir los tres perfiles de directivos que dirigen las organizaciones y su relación con la felicidad de sus equipos de trabajo.
Hay un primer perfil, en el cual hay muchos, muchísimos directivos a los cuales la felicidad de sus empleados no les importa nada. Les importan los resultados financieros de sus empresas. Aunque suene duro, creo que es mejor ponerse colorado una vez y desde la asertividad decir las cosas como son. Frases como “Aquí se viene a trabajar”, “Los problemas los dejas en casa”, “Si no estás a gusto, ya sabes. “, etc, todavía se escuchan en demasiados lugares de trabajo. A veces estos directivos no lo dicen pero por su forma de actuar dejan muy claro que piensan así.
Hay un segundo perfil de directivos, también muy numeroso, que importándoles un poquito más la parte humana de sus empleados, no consiguen que sus equipos estén felices. Cuando hablo con ellos me garantizan y me lo creo, que sus trabajadores tienen unas buenas condiciones laborales, sueldos por encima de la media, bastantes beneficios, facilidades para conciliar, … y ni con esas. Me dicen sus CEOS “Pablo, les damos de todo, pero ni así son felices”. Yo les digo que se enfocan mucho en lo material y poco en lo emocional …
El tercer perfil de directivos, el menos numeroso por desgracia para la humanidad son aquellos que le apuestan y están comprometidos con la felicidad de sus equipos de trabajo. Cuando se analizan los resultados financieros y no financieros de las empresas felices, casi siempre suelen ser mejores que los de las empresas dirigidas por los dos primeros perfiles.
Me pregunto muchas veces que es lo que les impide ver a la mayoría de los directivos que una persona feliz, a gusto en su trabajo, es más innovadora, creativa, disruptiva, productiva y se adapta mejor a los cambios que los que van a trabajar por mera obligación. En un entorno como el que estamos viviendo, con empresas felices, tendríamos a nuestra disposición a miles de trabajadores dando su mejor versión y sacando a sus empresas adelante.
Gracias a este post, si podemos conseguir que al menos un directivo se quite la venda de los ojos que le impide ver que apostarle a lo humano da muchos mejores resultados habrá merecido la pena hacer el trabajo que hacemos desde Aeía, la consultora de felicidad que dirijo.
A mi modo de parecer el problema, como explicaba antes, está en que haciendo las cosas como se hacen, poniendo el foco sobre todo en lo material, en lo extrínseco, y fijándonos solo en los resultados financieros, las cosas nos han ido saliendo relativamente bien, y por eso se ha seguido dirigiendo igual, sin necesidad de grandes cambios. Ojalá, con la que está cayendo ahora con el COVID 19, donde nos tenemos que transformar si o si, muchos directivos vean que el secreto está en lo humano.
Y para poder apostarle a lo humano, debemos de conocer las causas por las cuales los empleados, las personas en general, no son felices del todo.
Las causas más habituales de la infelicidad son:
Estas causas se pueden corregir, y en las empresas se pueden crear ambientes laborales positivos para, poco a poco, combatir lo que nos hace infelices. Y una manera de hacerlo es activando los factores que nos dice la ciencia que nos dan la felicidad a los seres humanos.
El primero de los factores que tenemos que activar son las relaciones interpersonales. Crear espacios donde los compañeros se conozcan más allá de saber el nombre y apellidos. Tienen que conocer a la persona que hay detrás y compartir su lado más humano. Esto, dicho con mucha humildad, es lo que mejor me ha funcionado en todos los equipos que he tenido el honor de dirigir.
El segundo factor a activar para ser más felices en el trabajo sería crear espacios donde se vivan emociones positivas a través de practicar el agradecimiento, la colaboración, la ayuda, las sorpresas, las celebraciones, la solidaridad, ……. Y esto se debe vivir todos y cada uno de los días que trabajamos, no solo en ocasiones especiales como la cena de navidad.
Y otros factores que no podemos olvidar serian el fomentar desde la organización el bienestar físico y mental, la formación continua tanto en temas de crecimiento personal como profesional y el vivir el propósito y valores corporativos para que tenga sentido el trabajo de todos los miembros de la empresa.
Mi única intención con este artículo querido lector es conseguir que al menos una persona se quite la venda de los ojos que le impide ver que si de una manera genuina nos comprometemos con el bienestar y felicidad de nuestros equipos, y le apostamos a lo humano, es casi seguro que vamos a solventar mejor esta adversidad del COVID 19 y las que puedan venir en el futuro.
Sinceramente creo que el premio de ser feliz no te lo da tener un sueldo alto, ni que te toque la lotería o heredes una fortuna, el premio de ser feliz la mayoría de las personas lo tiene al alcance de la mano y tan solo hay que aprender a activarlo y así conseguir cuando nos toque el momento de la partida que en nuestro epitafio todos puedan leer la palabra FELIZ en mayúsculas. Fuerte abrazo a todos,
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