
El Bienestar Emocional de las personas será la clave de éxito empresarial.
Todas las organizaciones mantienen que las personas son su activo más importante, pero: ¿qué hacen para conseguirlo?
El Covid-19, ese bicho microscópico al que alude Margarita Álvarez, ha trastocado y revolucionado el mundo del trabajo, y las empresas que no tengan la valentía, el coraje, la visión y la determinación de apostar por las personas, fallarán.
«Hoy, las personas y las organizaciones tenemos que reaprender, porque la única certidumbre es la incertidumbre.»
Esta pandemia ha causado muchos miedos y ha provocado grandes inseguridades. Actualmente, las personas son más críticas con las empresas y más exigentes con las organizaciones que se equivocan.
Ya no nos sirven los paradigmas tradicionales. Necesitamos conocernos en profundidad, sin filtros, descubriendo nuestras fortalezas y huyendo de las autojustificaciones; sin asustarnos de lo que veamos y sin cerrar los ojos a la realidad.
Será crucial identificar y descubrir las emociones que facilitan y las emociones que limitan. Las empresas valientes saben que las emociones se pueden reconstruir, e intentarán que sus trabajadores superen las emociones tóxicas, con la ayuda de una formación específica en los principios de la psicología, de la salud, de la comunicación, del nuevo liderazgo…
Hoy somos conscientes de que las lecciones que encierra nuestro presente no serán suficientes para enfrentarnos a un futuro diferente. Recordemos que las emociones no se compran, se conquistan. En el momento actual, en que estamos vulnerables emocionalmente, fomentaremos al máximo la empatía y la comunicación abierta y participativa, la creatividad y la apertura de mente, los hábitos saludables y la sensibilidad e inteligencia emocional; pues aunque podemos pensar que somos seres básicamente racionales, la realidad es que, también en las organizaciones, muchas decisiones tienen una base emocional.
Actualmente, los clientes están dando más valor al contacto humano; probablemente, por el distanciamiento físico vivido. Hoy contactar ya no es suficiente, es necesario conectar.
La digitalización que triunfe será la que esté llena de humanidad.
Serán necesarios recursos nuevos, proactividad inteligente, mayor capacidad de escucha, automotivación y equilibrio emocional para cimentar nuestro gran pilar: la calma, la seguridad y la estabilidad emocional, que nos permitan sentir y disfrutar de lo esencial de la vida.
El trabajo es un gran activo y una fuente constante de aprendizaje, pero también puede ser un desgaste innecesario y una insatisfacción permanente. Las empresas que promueven enfermedad, en lugar de salud, volverán a equivocarse.
Hoy la reflexión profunda nos alejará de la superficialidad peligrosa, porque son más los pensamientos que nos debilitan que los que nos fortalecen.
Sabemos cuáles son los efectos del estrés y la ansiedad; conocemos cómo funciona nuestro cerebro racional y nuestro cerebro emocional; por ello elaboraremos estrategias eficaces para controlar la ansiedad y superar los miedos y la inestabilidad emocional; porque nuestra mente puede ser nuestro mejor aliado o nuestro principal enemigo.
«Todos tenemos pensamientos constructivos y destructivos en el trabajo, pero hoy sólo hay una opción: o te motivas, o te desesperas.»
La motivación interna, la flexibilidad y la adaptabilidad nos permitirán superar entornos volátiles, complejos, inciertos, ambiguos…
Los trabajadores serán nuestros mejores embajadores o nuestros peores comunicadores. Las organizaciones que no sean capaces de ilusionar a sus profesionales difícilmente saldrán adelante.
«Ya no podemos autoengañarnos y robarnos el tiempo que no tenemos. Hoy debemos encontrar las agujas de nuestro reloj; porque hemos aprendido que quien no desconecta, no vive.»
Sólo cuando una persona se siente escuchada se siente comprendida, y sólo cuando un profesional alcanza su equilibrio emocional en el trabajo dará lo mejor de sí.
Hoy no podemos cerrar los ojos a la realidad: el mundo ha cambiado y, como decíamos al principio, las organizaciones que no pongan a las personas en el centro de sus intereses y de sus acciones, fracasarán.
No servirá ya el liderazgo tradicional. Sólo quienes estén bien emocionalmente lograrán liderar y dirigir equipos de manera eficaz.
El equilibrio y el bienestar emocional son altamente productivos y rentables en el entorno laboral.
«El presente y el futuro están llenos de incertidumbres y retos. Facilitemos a nuestros trabajadores los recursos, la formación y el entrenamiento que les permitirán dar lo mejor a nivel individual, personal, social y profesional.»