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CEOE recibe el Premio a la Contribución por la Igualdad

Los Proyectos Promociona y Progresa de CEOE, premiados por su Contribución a la Igualdad, en la XIII Edición de los Premios de ‘La Noche de la Economía’, de elEconomista.es

 

El diario elEconomista.es celebró este miércoles, 22 de noviembre, la XIII Edición de los Premios de ‘La Noche de la Economía’, evento que cada año reconoce la contribución de las compañías, directivos e instituciones al desarrollo económico y social en España.

CEOE recibió el Premio a la Contribución por la Igualdad por sus proyectos de Liderazgo Femenino: Proyecto Promociona y Proyecto Progresa. Al acto acudieron la directora de los Proyectos Promociona y Progresa, Natalia Martínez, y la directora de CEOE Campus, María Teresa Gómez Condado, que recogió el premio de manos de la directora de Comunicación de AENA, María Gómez.

En su intervención, Gómez Condado subrayó que son ya “más de 1.300 mujeres las que se han unido a Proyecto Promociona y hemos cumplido con nuestro objetivo, porque más de la mitad han promocionado”. “Es un viaje que empezó en 2013 con la idea de cumplir un sueño: romper la barrera de cristal y dotar a las mujeres de competencias y habilidades a puestos de responsabilidad en las empresas”, explicó.

Hemos contribuido, de una manera importante, a que las empresas valoren lo que es la igualdad de género, lo que es la diversidad”, resumió.

Proyectos Promociona y Proyecto Progresa de CEOE compartieron protagonismo en la ‘La Noche de la Economía’ con Fundación Mutua Madrileña, que recibió el Premio a la empresa que mejor ha desarrollado su Responsabilidad Social Corporativa; McDonald´s, Premio a la mejor Iniciativa en Formación; Novartis, Premio a la Innovación; AM Fresh, Premio a la Internacionalización; Logista, Premio a la Mejor Operación; y el presidente y CEO de Acciona, Jose Manuel Entrecanales, galardonado con el Premio a la Personalidad Económica del Año.

 

Proyectos Promociona

Programa Ejecutivo para Mujeres en la Alta Dirección, cuyo objetivo es impulsar a más mujeres a puestos de alta dirección en las empresas, así como sensibilizar a las empresas acerca de la necesidad de identificar, retener y promocionar el talento femenino. Desarrollando en las mujeres directivas las habilidades necesarias para liderar con éxito su organización.

 

Proyecto Progresa

Programa Ejecutivo para Mujeres en la Dirección, cuyo objetivo es impulsar a las mujeres de alto potencial a puestos de dirección en las empresas. Es también un espacio de construcción de redes profesionales, de apoyo y de diálogo continuo con el mundo de la empresa para impulsar el talento femenino, capacitando a las mujeres de alto potencial en el liderazgo de personas y equipos, así como a participar en la trasformación estratégica de su compañía.

Lucha sin tregua

 

Permitidme un desahogo: a veces, muchas veces, me aburren los temas de la mujer. Pienso en tantas de las nuestras, oprimidas por culturas terribles y en ocasiones gracias a otras mujeres alienadas por esas mismas culturas. No las tenemos tan lejos. Han llegado a nuestras calles europeas, a nuestros barrios. La prensa, por aquello de lo políticamente correcto, oculta los orígenes de las martirizadas por la violencia de género o por la prostitución inducida por el vudú, ¡el vudú! Los cambios en sus países son tan lentos como desanimados por la indiferencia egoísta de unos y de otros. Y yo, con eso en mente, tengo que reflexionar sobre la suerte de un grupo de europeas, de españolas que encuentran escollos para ascender en sus carreras profesionales. Sí, a veces me aburren los temas de la mujer.

¿A qué me aferro para seguir? Egoístamente, a que tengo dos hijas brillantes -y no es pasión de madre- y les desearía mejor suerte que las de las generaciones precedentes, aunque no las tenga todas conmigo. También me aferro a una pequeña historia que he recordado otras veces, pero siempre me parece relevante, y tiene por protagonista a Menchu Ajamil, consultora de la ONU y presidenta de la asociación en la que entonces yo militaba. En la famosa cumbre de Pekín, donde tantos planes se hicieron para el desarrollo planetario de las mujeres, se rebelaba ella durante un taller de trabajo sobre las limitaciones profesionales de las occidentales. Se paró un momento, ante la mirada de una africana, pero esta no la observaba con reproche y, al contrario, le pidió que siguiera en una lucha que antes o después ayudaba a mejorar la suerte de las nacidas en otros horizontes.

Somos unas privilegiadas, sí, pero también reconozco que tenemos nuestros avances en continuo peligro y así seguiremos muchos años, hasta que la idea de la igualdad haya impregnado a toda la sociedad y la lucha por el ascenso, si vamos a lo profesional, se establezca en términos de capacidad y, por qué no decirlo, de astucia (me irritan las mujeres que parecen esperar sentaditas a que las saquen a bailar). Por el momento, cada vez que haya una crisis económica, como la que ahora ha traído la pandemia, seguiremos siendo las primeras en caer, sobre todo si elegimos concentramos en los sectores más feminizados o en las áreas de la empresa más prescindibles temporalmente. Y además seguiremos teniendo todas las de perder si no logramos un adecuado reparto de tareas y unos recursos al alcance de la mayoría que garantice el cuidado de niños y dependientes. Para escarnio nuestro, la presencia de mujeres en el Gobierno y en otras escalas de la administración no parece cambiar nada con verdadero realismo, o, incluso últimamente nos sorprenden con ideas estupefacientes. Y no entro ahora en más detalles. Pero ¿qué pasa con nuestro voto? ¿Por qué no hacerlo valer? ¿Dónde está la capacidad de presión de casi el cincuenta por ciento de la población trabajadora presente en toda la escala laboral?

¿Me estoy dirigiendo hoy a mujeres que aspiran al liderazgo o que ya tienen madera de líderes? Porque mal asunto si tengo que recordar que el liderazgo implica capacidad de riesgo, compromiso y arrastre, capacidad de convicción para que un equipo, un grupo, una sus fuerzas en favor de un objetivo. En la empresa y en la vida. Podemos luchar cada cual en solitario: buena suerte y a no llorar si se pierde. O, conociendo las dificultades que tenemos y nos esperan, podemos cruzar ideas entre nosotras, estrechar lazos aprovechando las asociaciones profesionales, los grupos de exalumnos/as universitarios o de escuelas de negocios, también crear otras plataformas de presión y reivindicación con la ayuda de las redes, que expandan nuestro poder, en el que a veces no creemos. Hay que pensar. Y actuar. En un momento de increíbles cambios, unas podrán bucear en estudios, documentos y libros para ofrecer ideas; otras podrán otear oportunidades en un horizonte vertiginoso; otras descubrir cómo mejorar la abundante legislación que a veces nos protege casi hasta la asfixia, pero que ni se controla ni se afina. Y ponerlo en común.

El momento, tengo que repetirlo, es decisivo porque las reglas de la economía y la empresa están cambiando de forma acelerada y con ella nuestras maneras y posibilidades de trabajar y, por supuesto, la estructura de la carrera profesional, los puestos de gestión y decisión: pensemos en cómo influirá el teletrabajo en todo eso y en nosotras y surfeemos la ola con seguridad, ya que muchas de las cualidades que los nuevos sistemas demandarán las poseemos, de manera innata o a la fuerza: flexibilidad jerárquica, rapidez de adaptación, pulso mediador, habilidad comunicativa…

Tenemos mucho que hacer. Y qué le vamos a hacer, como dirían los italianos: la guerra e bella ma incomoda.