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Experiencias CEOE Campus: Diploma de Transformación Sostenible

Hoy queremos que sean nuestros alumnos se conviertan en los protagonistas de este post.

Profesionales que han cursado la II Edición de Diploma de Transformación Sostenible, celebrada en 2022, sean quienes compartan la experiencia de formarse con CEOE Campus y sean quienes identifiquen los elementos más relevantes de su aprendizaje.

Nuestro agradecimiento en este post a Nieves Bañeres, Carlos Martínez, Isabel Echarri, Lola Román, Carlos Echevarría, Ana Cortés, Ruth Pérez y Jose Manuel Sáenz por compartir su experiencia y al resto de participantes de esta segunda promoción por confiar en el programa y ser participes de su desarrollo.

Y por supuesto, a Jesus Cobaleda, director académico de Diploma de Transformación Sostenible y a las entidades colaboradoras que tanto se han implicado: AENOR, DIRSE, Fundación Seres, OIT, Red Española del Pacto Mundial y SpainNab.

 

El Diploma de Transformación Sostenible ofrece a los participantes una visión sistémica sobre cómo la sostenibilidad se puede traducir en resultados económicos, ambientales y sociales tangibles, tiene una duración de 80 horas, donde se combinan formación académica, casos de éxito y experiencias reales de empresas contadas de primera mano por sus protagonista.

III Edición de Diploma de Transformación Sostenible comenzará el 21 de septiembre, los jueves y viernes por la tarde. Se celebraré de manera presencia en CEOE (c/ Diego de León, 50) con posibilidad de seguir las sesiones en remoto (zoom).

 

 

Humarketing, el arte de crear valor HUMANO

“No sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es la única opción que te queda”, ya lo decía nada menos que Bob Marley.

Y, a la luz de las circunstancias actuales, me permito una pequeña “licencia” para adaptar su cita: “No sabes lo humano que eres, hasta que ser humano es la única opción que te queda.

O, al menos, esta “humanización” de los profesionales y las organizaciones es la única opción que nos hará “crecer” con todo nuestro potencial. Si no partimos de un enfoque humanista y humano, seremos cáscaras sin fruto, estructuras vacías de sentido.

Es el propio entorno de incertidumbre y complejidad, que no podemos “controlar”, el que nos urge a cambiar el foco del que partimos. Nos invita a una reflexión desde el interior de la persona y de la organización, en la que ambas descubran y conecten con su respectivo propósito. Sólo desde ahí, tiene sentido plantearse una estrategia, unos objetivos y unas acciones coherentes con dicho propósito.

Apostar por este enfoque “desde la persona” por un lado, genera ventajas competitivas en los profesionales y las empresas, aumentando su productividad y rentabilidad; por otro, contribuye a crear VALOR, impactando positivamente en las propias personas y en su entorno.

Esta reflexión interior, desde la conciencia misma, nace también de un sentido de la responsabilidad que nos lleva a preguntarnos “¿Qué puedo hacer yo como persona? ¿Como profesional? ¿Como organización?”.

No siempre es fácil encontrar respuesta a estas cuestiones y, de hecho, muchos profesionales y organizaciones no saben bien por dónde empezar.

Cierto es que, en este panorama, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) surgen como guías y objetivos aspiracionales que nos pueden marcar el rumbo. Pero la realidad nos muestra que, respecto a su consecución, queda un amplio margen de mejora en nuestras organizaciones.

Precisamente, se necesitan referencias, pautas y ejemplos concretos que marquen el camino. Unas veces, planteando nuevas maneras de hacer las cosas, pero otras también recuperando valores y formas de nuestros mayores como la cultura del esfuerzo, del sacrificio… En definitiva, integrando la innovación con la tradición.

En este contexto y en respuesta a dichas necesidades, nace el “Humarketing”. Un concepto que, como nos recuerda Marta Aguilar Barrón, su principal promotora, “…nace de la fusión de dos palabras: Human y Marketing. Humarketing es un arte, una actitud, una forma de gestionar y transformar la empresa con un enfoque humanista centrado en la persona”.

El propio término integra dos realidades que, unidas y alineadas, pueden convertirse en motor de transformación para las organizaciones y, consiguientemente, para la sociedad.

Este enfoque humanista y sistémico del marketing no se limita, en absoluto, a un solo departamento, sino que necesita la implicación de la organización completa, como cadena de valor que es: desde el CEO hasta el último de los empleados.

La labor coordinada y estratégica de todas las áreas enfocada, tanto en el cuidado a la persona (clientes internos y externos), como en los valores, puede suponer un aumento del “engagement” de los empleados y de la propia confianza que despierta la organización en la sociedad.

En el Humarketing, como en todo arte, los “QUÉS” son importantes, pero los “CÓMOS”, la forma, son los que aportan más VALOR.

Los 6 “CÓMOS” que aportan ese valor al Humarketing:

  1. CONCIENCIA: se invita a un conocimiento que empieza por uno mismo, como persona, como profesional o como organización y continúa por el conocimiento de los demás y del entorno. Para ello, los procesos de desarrollo personal y transformación de equipos pueden tener un papel muy significativo.
  2. COHERENCIA: la crisis brutal de confianza que vivimos provoca que, cada vez se valore más la autenticidad, la integridad y la coherencia de los profesionales y de las organizaciones. Dentro de la propia empresa, los empleados esperan una coherencia respecto del CEO y sus directivos, pero también los clientes externos demandan marcas y profesionales, fieles a lo que predican.
  3. CONTRIBUCIÓN: es importante fomentar el sentido de contribución a los demás, ya sean estos clientes internos o externos, o incluso el poder aportar a causas más trascendentes. Se trata de una actitud generosa, de contribuir y presupone el conocer los problemas o necesidades de aquellos a quienes se ayuda.
  4. CALIDAD Y CALIDEZ: proponemos esta regla de la excelencia que consiste en la convivencia de estas 2 C’s, lo cual implica ser excelente profesionalmente en lo que haces y ser excelente en cómo lo haces a nivel humano.
  5. COHESIÓN: se parte de un modelo de colaboración en el que los responsables de todas las áreas de la organización se coordinan con un enfoque sistémico centrado en la persona, y alineado con el propósito personal y de la organización. De la visión “centrada en el cliente”, se pasa a la visión “centrada en la persona”.
  6. CREATIVIDAD: no podía faltar en cualquier arte. Consciente de que situaciones nuevas, requerirán soluciones que aún no están creadas, se fomenta abiertamente la creatividad e innovación de los equipos, habilitando cauces concretos para que el conocimiento pueda provenir de cualquier fuente, ya sea interna o externa.

Esta concepción de “Humarketing” como el arte de crear valor HUMANO, es la que nos ha llevado a Marta Aguilar Barrón, a Íñigo García Valenzuela, y a mí, a trabajar y profundizar en esta iniciativa que puede contribuir a transformar y realidades en las organizaciones y fuera de ellas.

Hoy es el momento en el que tenemos que decidir qué tipo de organizaciones y qué tipo de personas queremos ser. Es el momento de decidir si queremos ser más humanos.

Tecnología Digital. Abundancia Exponencial.

 

Si leemos los titulares de este inicio de curso dentro de la “Nueva normalidad” parece que nos estamos acercando muy rápidamente hacia un escenario de “vacas flacas”. No lo discuto, ni busco responsabilidades políticas para un fenómeno que no necesita demasiadas explicaciones: Hay consenso sobre las evidencias de que la hibernación de la economía durante el confinamiento, y las restricciones a la movilidad, ha tenido un impacto mayúsculo en el pilar del turismo tan crítico en la economía, empleo, y balanza de pagos de España, y con ello un efecto dominó en otros sectores, desde el retail minorista al inmobiliario.

¿Cómo podemos contrarrestar o mitigar esta época de escasez? Mientras llega la esperada vacuna, con Tecnología digital.

Desde el neolítico, -y posiblemente desde antes- la tecnología siempre ha generado abundancia. El fuego, la rueda, el arado, el arco de medio punto, la máquina de vapor, el acero, la electricidad, el automóvil, los procesadores, internet… todos estos descubrimientos han generado abundancia y prosperidad (otra cosa es como se hayan repartido esos beneficios entre la sociedad). La tecnología siempre nos ha permitido hacer más con menos. Y si hoy podemos alimentar a casi 8 mil millones de personas es gracias a la tecnología. Y la actual revolución de la tecnología digital, genera abundancia exponencial.

De hecho, empezamos a llamar “salida de la crisis” a lo que hace apenas unos meses llamábamos Transformación digital; Transformación que hemos visto acelerarse en pocas semanas en el mundo del ocio, y del negocio, de la educación y del comercio. Hemos visto como soluciones digitales acudían al rescate de comercios cerrados y universidades y colegios clausurados; Desde consultoras y ThinkTanks constatan que en 12 semanas hemos acelerado en transformación digital -Educación no presencial, teletrabajo, e-commerce, telemedicina…- lo que se esperaba en 4 o 5 años.

La tecnología digital nos abre la puerta a Nuevos modelos de negocio basados en la abundancia – o sin las limitaciones analógicas basadas en mover “cargas” en el espacio; Los Bytes -información en 0´s y 1´s – se genera, se comparte, se guarda y se procesa a velocidades crecientes y costes menguantes. Donde hace nada hablábamos de Megas, ahora son Gigas o Theras, y pronto serán Petas, y cada santo de prefijo supone un cambio de orden de magnitud de 3 ceros, de mil veces más. Los usuarios de algunos servicios se cuentan por centenares de millones, sin problemas de escalabilidad aparentes.

Y con ello nuevos modelos de negocio basados en ecosistemas integrados de hardware, software, datos, servicios, Cloud  que nos en-red-an, en una red de servicios gratuitos a cambio del petróleo de nuestros datos; Negocios como el de  los ecosistemas de Facebook-WhatsApp-Instagram-Messenger (y parece que próximamente Libra, su criptomoneda basada en blockchain) , o Google-Youtube-Gmail-Google Maps-Android, o el de Apple-Itunes-Iphone-Ipad-Apps , o Incluso la “tradicional” Windows-Skype-Linkedin-Azure(Cloud)  ya forman parte de nuestras vidas y rutinas diarias; U otros modelos basados en plataformas optimizadas que cruzan oferta y demanda en tiempo real para facilitar desplazamientos, alojamientos o transacciones de todo tipo. Seguro que has reconocido la “amazonificación” o “uberización” o “wallapopización” de amplios sectores de la economía, a veces disfrazada de nueva economía, fórmulas de autoempleo, y de las que me atrevo a firmar sin temor a equivocarme, eres usuario esporádico o cliente habitual.

La rápida -a veces acelerada exponencialmente- adopción por los usuarios, que como tú, ya las llevan en su móvil, está forzando a una acelerada Transformación digital de empresas e instituciones de industrias y organizaciones  que en muchos casos no tenían los procesos internos, y sobre todo la cultura para hacerlo. ¿La Cultura? Pero… ¿no estábamos hablando de tecnología? ¿En qué momento hemos saltado de tecnología a cultura? ¿De bytes a neuronas?

A estos efectos… la tecnología es un “comodity. Un facilitador que se adquiere y se activa como inversión -y una vez amortizada, se reemplaza por versiones más actuales (igual que haces con tu coche ¿o sigues utilizando aquel Seat 124, o el Simca 1000, o el R-5? – Piensa si tu tecnología corporativa pasaría la ITV-; Si tu ordenador tiene disketera, ya te digo que es momento de cambiar.

Volvamos a la cultura: Las organizaciones están integradas por personas, y son estas personas las que tienen que cambiar. Desde la perspectiva de 15 años dedicados a la Innovación, he comprobado que el mayor desafío, el mayor reto está en la transformación cultural. (Soy muy reacio a utilizar el término transformación digital, precisamente porque pone énfasis en los bytes de los chips, en lugar de las neuronas).

Toca un cambio de chip …mental, para “salir de la zona de confort”, “vencer la resistencia al cambio”, “despertar la creatividad”; Es precisamente este cambio cultural  -esa cultura que se desayuna la estrategia cada mañana, como afirmaba el gurú del management Peter Drucker- lo que supone el gran desafío para entender y aprovechar este cambio de paradigma.

¿Cómo se cambia una Cultura Corporativa? algo tan melifluo, evanescente e intangible como una cultura… para cambiar la tecnología, vas a un proveedor, una consultora y a cambio de “un módico precio” -financiable en cómodos plazos, y con subvenciones fiscales- voila! Pero… ¿ Y la cultura?. Vaya por delante que despedir a toda la plantilla y sustituirla por Milenials, hípsters, influencers  y knowmads no es una opción. Ni si quiera es una buena idea. Entonces…

Entonces es momento de participar en programas como el que desarrolla CEOE Campus junto a The Valley Digital Business School para abordar el cambio del marco de comportamientos, creencias, valores y actitudes. Que definen una cultura. Y eso SÍ que sabemos cambiarlo con la información y formación adecuadas, para dotarnos de las aptitudes y actitudes digitales necesarias.

La buena noticia es que son esas mismas personas las que, si se ilusionan, se emocionan y se motivan, se convierten en protagonistas de la transformación. Necesitan de conocimientos que mitiguen la ansiedad y recursos que neutralicen la frustración e incentivos que venzan la resistencia… En muy poco tiempo se convierten en embajadores del cambio, en lideres con visión y abanderados de la transformación. En auténticos “constructores de molinos que aprovechen los vientos del cambio” que ven oportunidades donde otros ven amenazas.

Solo los optimistas bien informados, los que creen -de verdad- que el futuro que viene es mejor que el presente, hacen lo posible por abrazarlo y hacer que suceda. En el otro lado, los pesimistas (precavidos, temerosos, los que creen que lo que viene va a ser peor), van a hacer lo imposible por evitarlo, boicotearlo y sabotearlo, convencidos de que la supervivencia les va en ello.

Ante un futuro de abundancia exponencial, derivado de la correcta aplicación de la tecnología digital ¿Cómo no ser optimista?