Blog

Liderar las emociones para empoderar

9 de junio de 2020

Desde que empezó la crisis del COVID-19, uno de mis pensamientos más importantes era salir de esta situación reforzada. Y no sólo yo, sino todos los trabajadores de mi empresa, y también como sociedad. Tenía una pregunta constante: ¿Cómo puedo aprovechar esta experiencia para aprender, conocerme mejor y entender más profundamente mi entorno para gestionarlo de una manera más adecuada?

Lo primero que hice fue prestar más atención a mis emociones, a cómo me sentía y qué provocaba esos sentimientos. A medida que fui profundizando en ello, no sólo comprendí muchas cosas acera de mi estilo de liderazgo, sino que además descubrí el impacto que tenía en los demás cómo yo me encontraba en un momento concreto.

Eso me hizo centrarme en entender las emociones de las personas que tengo a mi alrededor y de los empleados que trabajan conmigo. Las emociones rigen nuestro comportamiento, actividad social, enfoque en el trabajo y productividad. En resumen, las emociones reflejan cómo nos relacionamos con el mundo.

Para los líderes esto es clave y tiene muchas implicaciones. Pero, ¿estamos preparados para ello? ¿Hemos aprendido a identificar lo que sentimos, y hasta en algunos casos, dejarnos sentir?

Escuchamos muchas veces desde pequeños que debemos portarnos bien, que los niños no lloran, que no debemos quejarnos, lo que está bien y lo que está mal, lo que debemos mostrar para ser aceptados….Y esto va calando en nosotros y nos conforma como personas. Define como reaccionamos y sentimos ante los estímulos externos. No debemos infravalorarlo y cuanto más capaces seamos de identificar dónde tenemos nuestros bloqueos de las emociones, antes podremos gestionarlas a nuestro favor. Al liberar dichos bloqueos también mejoraremos nuestra salud, que está demostrado que tienen un efecto directo en nuestro cuerpo y nuestro bienestar.

La educación que hemos tenido, todavía en muchos casos, ha sido diferente para las niñas que para los niños y eso también influye en la manera de ver el mundo y, sobre todo, de liberar las emociones y gestionarlas. Hablando con un amigo gerente general de una compañía me comentaba que cuando una de sus trabajadoras, con un tema personal serio, entró en su despacho para hablar con él y se puso a llorar, se quedó paralizado, sin saber qué decirle. Casos similares nos ocurren a los líderes cada día cuando interaccionamos con nuestros empleados porque además de ser profesionales, son personas.

Hay muchas publicaciones y estudios que hablan del liderazgo femenino y de sus habilidades para empatizar, ser más colaborativas y reconocer a los empleados con más facilidad y estoy convencida que no es que las mujeres estemos más preparadas para ello, sino que la sensibilidad, vulnerabilidad, ternura… son emociones que están permitidas para nosotras, pero no siempre para ellos.

De igual manera hay otras habilidades, que son más relacionadas con las emociones que representan la energía masculina y que no nos hemos permitido expresar las mujeres por las mismas razones.

Así que todos necesitamos recuperar nuestra esencia masculina y femenina para ser los líderes que necesitan nuestras empresas y nuestra sociedad y dejar que nuestras emociones afloren sin reprimirlas.

Para esto, se requiere un trabajo de aprendizaje serio y constante. En primer lugar, debemos saber cómo nos sentimos y porqué y hacer ese mismo trabajo de indagación con nuestros empleados. Como no tenemos un estado emocional constante, sino que estamos influidos por el entorno, lo que pasa nuestro alrededor, nuestro estado físico, la educación que hemos tenido, las creencias y valores que hemos hecho nuestros, etc… requiere una atención continua a los cambios que se producen en dichas emociones.

En segundo lugar, una vez que ya detectamos e identificamos esas emociones, debemos aprender a gestionarlas y para eso es fundamental la empatía. Un gran aprendizaje de esta crisis es que ante la misma situación cada persona la vive de una manera diferente. Debemos tener esto en cuenta a la hora de comunicarnos para que esa comunicación sea efectiva.

Si nuestros trabajadores tienen miedos, muchas veces inconscientes e incluso irracionales, inseguridad, desconfianza, tristeza, frustración, enfado, sentimiento de no ser suficientes o no ser reconocidos, su productividad baja y se desmotivan y se vuelven apáticos.

Pero si por el contrario se sienten comprendidos, escuchados, alegres, confiados, seguros, etc… se produce una sensación de bienestar, que no sólo tiene un efecto multiplicador en sus resultados profesionales, sino que además mejora su salud y niveles de energía.

Otro efecto muy importante de liderar las emociones de tu equipo es que se crea un ambiente de colaboración y se gestionan mucho mejor los conflictos y la toma de decisiones.

Al entender a los demás con sus circunstancias personales, y empatizar con ellos, nos damos cuenta de que cada persona es un mundo con lo que la diversidad y la aceptación del otro tal y como es, se vuelve un hecho de manera natural. Esto nos permite ser mucho más creativos al incorporar todos los puntos de vista a la hora de abordar posibles soluciones.

Ahora más que nunca, es crítico que nuestros empleados tengan claras cuáles son sus responsabilidades, pero también que estén comprometidos con cumplirlas. Para eso la comunicación debe ser clara, empática y con propósito.

A medida que gestionemos mejor nuestras emociones y las de nuestro equipo seremos capaces de reconocer más sus aportaciones y asesorarles adecuadamente para que mejoren en las áreas que lo necesiten. Esto nos lleva a que puedan ser más autónomos a la hora de realizar su trabajo y, al mismo tiempo, que trabajen mejor colaborando con los demás. Además, al sentirse seguros y empoderados asumirán retos y tomarán decisiones con más facilidad en este entorno volátil.

Esta es una fórmula segura para alcanzar los objetivos de manera consistente y tener un equipo dinámico y comprometido.

Es un camino apasionante que te llevará a vivir tu liderazgo con más energía y pasión y que potenciará el crecimiento de tu organización para crear un mundo mejor.

 

© 2020 Instituto Superior de Estudios Empresariales, S.A.U.
N.I.F. A80580186
Diego de León, 50, 28006 Madrid
Tel. 915 663 400 - ceoecampus@ceoecampus.es

Si continúas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. Más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para «permitir cookies» y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar» estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar